La empresa australiana Monash IVF, especialista en fecundación in vitro, ha sido demandada por 700 antiguos pacientes que formaban parte de un programa de cribado genético por destruir sus embriones.
Según la demanda, Monash IVF, asà como las empresas Repromed y Compass Fertility, realizaron pruebas genéticas a los embriones de los demandantes, considerando que el 35% eran anormales, según señala el bufete de abogados Margalit Injury Lawyers, cuando en realidad no tenÃan ningún problema y hubieran dado lugar a embarazos viables.
También, los demandantes acusan a la empresa de manipular deliberadamente los ensayos clÃnicos y falsificar firmas de pacientes en formularios de consentimiento, destruyendo asimismo pruebas incriminatorias de experimentos ilegales con embriones de pacientes.
Tras la demanda, que ha tenido un impacto significativo en la comunidad médica y legal, se ha propiciado un acuerdo de 56 millones de dólares australianos que se encuentra aún sujeta a la aprobación final del tribunal.
Una industria multimillonaria
«Trágicamente, muchos pacientes han visto como clasificaban sus embriones como anormales y no aptos para la transferencia como resultado de estas defectuosas pruebas de fecundación ‘in vitro’, y han perdido la oportunidad de tener hijos», ha afirmado Michel Margalit, director principal de la firma de abogados que está llevando el caso.
Danielle Bopping, quien encabezó la demanda colectiva, explicó que espera que se logre «justicia para las mujeres y las familias cuyas vidas cambiaron irrevocablemente a causa de las prácticas comerciales de la empresa.
Bopping confÃa también en que salga a la luz el hecho de que la fertilización ‘in vitro’ en Australia se ha convertido en «una industria multimillonaria que no siempre antepone los intereses de sus pacientes», asà como la falta de regulación en el trabajo técnico dentro de los laboratorios de estos lugares.
La industria de la fertilización ‘in vitro’ en Australia, dominada por Virtus Health, Monash IVF y Genea, genera unos 515 millones de dólares (462 millones de euros) en 2024 en el paÃs oceánico, según datos de la consultora de análisis de mercado IBIS World.
Valoración bioética
La selección y descarte eugenésico de embriones fruto de las técnicas de diagnóstico genético preimplantacional, constituye una práctica tan extendida como reprobable bioéticamente. Ningún ser humano, tampoco en estado embrionario, debe ser eliminado por padecer cualquier discapacidad. La generalización de estas prácticas eugenésicas constituye un grave atentado contra la dignidad de estos individuos en estado embrionario, que pretende justificarse para mejorar los resultados de las técnicas de reproducción asistida, seleccionando aquellos embriones con más posibilidades de culminar un embarazo.
Además, el problema se agrava, si cabe, cuando, fruto de esta selección, son eliminados embriones viables bien por errores en el diagnóstico, como en el caso que nos ocupa, como por la posibilidad de detectar pequeños errores genéticos que no llegarÃan a traducirse en ninguna patologÃa futura, pero que son identificables gracias a la mejora en la sensibilidad de las técnicas de diagnóstico genético preimplantacional.
El interés de la industria relacionada con las técnicas de reproducción asistida supone la necesidad de mejorar la eficacia de sus procedimientos, para lo cual tiende a suprimir aquellos embriones que pueden reducir sus tasas de éxito en cuanto al nacimiento de bebés sanos. Intereses económicos alimentan, pues, esta tendencia.
Pero convertir al hijo en un objeto de deseo que debe satisfacer las exigencias de quien sufraga todo el proceso, hace que muchas parejas accedan sin escrúpulos a producir un exceso de embriones que permita la selección del mejor y el descarte del resto, con tal de obtener un “producto de calidad†con un elevado coste económico. Los embriones que no han superado la selección serán directamente destruidos o criopreservados, contribuyendo al drama de los congeladores repletos de embriones humanos con un destino incierto, en una situación indigna.
La utilización de las técnicas de diagnóstico prenatal y preimplantacional debe promoverse siempre que contribuyan a mejorar la salud de los fetos o embriones, o de anticipar medidas terapéuticas durante el embarazo o tras el nacimiento. Pero su utilización con el fin de seleccionar los sanos y eliminar los enfermos constituye un retroceso clÃnico y antropológico, que nos retrotrae a periodos históricos pasados de dramático recuerdo.
Autores: Julio Tudela y Cristina Castillo
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