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CONCLUSIONES Congreso Internacional Bioética:“Persona y Bioética: desafíos del siglo XXI”
Ofrecemos las CONCLUSIONES de este Congreso celebrado en Octubre del 8 al 10 de 2020. Córdoba (España).

19/10/2020
El Congreso Internacional Persona y Bioética: desafíos del siglo XXI, celebrado en Córdoba (España) del 8 al 10 de Octubre de 2020, ha contado con participantes de varios países: España, Italia, Holanda, Brasil, Perú, Argentina, México, Ecuador, El Salvador y Cuba.

El concepto de Persona definido como ser de un especial valor al que se debe respeto y reconocimiento de derechos, es decir un ser que habita la moralidad, aparece como controvertido para diversas corrientes intelectuales que sustentan proyectos de corte cientifista y materialista, u otros culturales enraizados en las ecologías o éticas de la Tierra.
En muchos de ellos se produce una dilución del concepto de persona, con una distorsión en su valor o utilidad, con una depreciación que a su vez, permite extender el uso de ese concepto a realidades no personales como los animales, o vaciándolo de contenido de manera que puede ser aplicado a otras múltiples realidades pero ya carente del valor moral.
Culturalmente parece universalmente aceptado la vinculación automática entre los conceptos de persona, dignidad e inviolabilidad. Y este es el origen del movimiento de defensa de los derechos humanos.
Al diluir y extender un uso del término persona vacío y sin anclaje a la realidad, aparecen ataques directos que en mayor o menor medida afectan directa o indirectamente a la vida personal de muchos. Entre otros; ataques a los vulnerables, a los dependientes, a los embriones iniciales, a los moribundos finales, a las comunidades desfavorecidas, a los modos llamados tradicionales de organización comunitaria basado en la sexualidad humana complementaria, cuestionar el valor de dignidad de todos, etc.
Es importante identificar y afrontar la batalla del concepto atendiendo a todas las teorías en torno al mismo, con ánimo constructivo y sumativo de todos los aspectos veraces que pueden aportar.
Con estos retos, el Congreso ha abordado diversos temas de actualidad:
Trashumanismo: corrientes heterodoxas que proyectan la transformación de la naturaleza humana mejorada por tecnociencias con criterios de ética utilitarista. Proponen no solo el uso de prótesis biónicas por el mero placer de mejorarse, sino también la manipulación genética preimplantacional, la conservación y traslación de funciones neuronales a soportes informáticos como modo de preservación personal, incluso el horizonte indeterminado de vida al curar el envejecimiento y evitar las enfermedades. Múltiples proyectos de investigación internacionales financiados por multinacionales así como proyectos legislativos, propician la extensión de este movimiento.
Técnica CRISPR-Cas-9 usada en humanos: es un técnica arriesgada aún por insegura en su uso preciso, causa mutaciones no controladas y mosaicismos, genera destrucción de embriones que no se trasfieren, el coste de esta investigación crea pérdida de oportunidades en otras áreas que benefician más directamente a los humanos y las comunidades, abre claramente la puerta al diseño de los hijos que se muestran cosificados, puede incidir negativamente y estigmatizar a padres con determinados problemas genéticos y crear desigualdades sociales por tanto.
Los reduccionismo biológicos extendidos en las sociedades occidentales causan una gran limitación en la apreciación de la totalidad de la persona y por tanto, en el reconocimiento de su dignidad. El mayor limite está en su incapacidad para atisbar la “interioridad personal”, la subjetividad que es origen de la originalidad de cada persona. Desconocer esto, imposibilita reconocer el Valor Dignidad que lleva aparejado y generar el respeto correspondiente, respeto moral. Atenerse a la realidad biológica, no explica la funcionalidad evolutiva ni por supuesto la totalidad personal y no puede generar la adecuada respuesta moral.
Trasmisión de la vida humana y tecnologías adyacentes: muchas de estas técnicas apoyadas en criterios cientifistas reduccionistas, generan daño y violencia sobre seres humanos en estadios iniciales y sobre todo, generan una falta de reconocimiento de su carácter personal, cosificando estos estadios iniciales y los usos utilitaristas a los que se les expone. Otras técnicas como la natural procreation tecnology, favorecen el diagnóstico y la corrección de causas de infertilidad logrando reducir de un 40 % para FIVET a un 0,5% para Naprotecnology, el origen no conocido de las mismas, favoreciendo la acogida personal del nuevo hijo.
El final de la vida fue también objeto de reflexión en el Congreso. La racionalidad de acoger la propia muerte integrada en la propia vida, el reciente informe del Comité de Bioética de España relativo a la Eutanasia y cómo acompañar, cuidando al que se muere en su proceso final.
La pandemia por el SARS-Cov-2 estuvo presente en el Congreso, mostrando sencillamente todas las incertidumbres científicas y bioéticas que viven a diario los profesionales sanitarios interpelados por una enfermedad desconocida y por la magnitud de la epidemia en mortalidad y en consumo de recursos sanitarios. Las vacunas llegarán pero a su tiempo, lo que ensancha el periodo de incertidumbre sobre el final de la pandemia, y será necesario aplicar principios éticos, no sólo científicos en la priorización de su administración. En una fase muy inicial de la pandemia en España aparecieron criterios de corte utilitaristas en el acceso a servicios intensivos, inusuales en el ambiente cultural de este país. Se vivieron momentos caóticos, de colapso, de miedo al contagio en los familiares, etc. El desarrollo posterior y las decisiones tomadas con un poco de perspectiva ha permitido cuidar a muchos y acompañar en el proceso de morir sin soledad.
¿Es extensible el concepto de persona a otros vivientes animales? ¿Se les debe el mismo respeto que a los vivientes dignos? Toda vida tiene valor, si bien los valores inherentes exhiben una gradualidad. La pertenencia de los individuos a las comunidades imprime también valor. Del mismo se desprende el deber de respetarlo y el origen del derecho a ser respetado. La persona propiamente es predicada de los humanos, pertenecientes a la familia humana, con valor personal y original, con dignidad, con la subjetividad que posibilita la propia biografía, la percepción del Yo, de la autoposesión, incluso de aquellos momentos no vividos con autoconsciencia. Los animales no poseen esta subjetividad, pero eso no debe impedir el cuidado de los mismos por el hombre, evitar la extinción, la crueldad sobre ellos. Precisamente desde postulados ontológicos del valor de ser.


 
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