La negativa ética a practicar la fecundación in Vitro no debe ser nunca frialdad ni rechazo de la pareja que ve pasar los años sin que llegue una razonablemente deseada descendencia. Debe, más bien, ser atención solícita, estudio puesto al día de las terapéuticas reales para su padecimiento, y estímulo poderoso para llevar a cabo una seria investigación de las causas de la infertilidad y su tratamiento. Antonio Pardo